Malas notas, ¿qué hacer cuando los hijos suspenden?
Acaba de terminar el curso académico, y muchos niños hace pocos días que han recibido los informes educativos de la última evaluación, las esperadas y muchas veces temidas notas.
Cuando los resultados son los esperados, no suelen haber problemas, pero ¿qué pasa cuando se obtienen malas calificaciones o los resultados no son los esperados?
La reacción inmediata de muchos padres es enfadarse y castigar a los hijos sin tener en cuenta nada más. Sin embargo, las malas notas más que un castigo en sí mismas, son un aviso, una llamada de atención de que hay algo que no se está haciendo bien o hay que mejorar. Se está informando de que se deben cambiar hábitos de estudio, esforzarse más, o de que el niño o niña en cuestión necesita ayuda.
La forma de afrontar las malas notas por parte de los padres debe tener en cuenta cómo se siente el/la niño/a y las causas que pueden haber llevado a los malos resultados.
No es fácil gestionar esta situación, pero sí puede ayudar seguir una serie de recomendaciones para evitar que los niños/as se desanimen y favorecer su motivación de cara a mejorar su rendimiento.
No poner el grito en el cielo. El enfado y el grito únicamente sirven a los padres para desahogarse, lo más probable es que el/la niño se asuste y que, en otras circunstancias intente evitar la situación, por ejemplo, escondiendo las notas.
Investigar sobre las causas del bajo rendimiento para encontrar soluciones. Hablar con el/la niño/a con calma sobre el asunto, hacerle parte activa de la situación para encontrar alternativas. En estos casos es importante tener claro que es un problema con solución y que hay que trabajar para mejorar.
Diseñar un plan de trabajo. En muchos casos hay que realizar un plan de estudios, un horario centrado en las necesidades, demandas, y recursos del/la niño/a.
Mostrar interés en sus tareas escolares. Es importante que los niños sientan que a los padres les importa su rendimiento. Cuando obtienen un mal resultado se debe escuchar a qué lo atribuyen, para apoyarles y animarles a que se esfuercen para alcanzar sus objetivos.
Evitar generalizaciones. Haber sacado una mala nota no quiere decir que el/la niño/a vaya a ser un/a fracasado/a. Se debe seguir esforzando y hacer lo que sea conveniente para mejorar.
Es importante que los padres afronten de manera constructiva y positiva los resultados académicos de sus hijos, para ayudarles a mejorar dándoles el apoyo y la orientación que necesiten.